CARTAS PAULINAS.

a) Cartas iníciales.

Tenemos la visión general del estudios que conforman las primeras cartas que forman parte del grupo de las paulinas, en ellas se ven reflejadas el querer edificar comunidades bajo enigma pascual, y eso lleva a dejar plasmado aquello que vivían o que sería de gran relieve para todos aquellos que quería ser cristiano y seguir a Jesús misterio Pascual.
Es allí el deseo de vivir el Kerigma es decir el primer anuncio de Jesús a todo su pueblo creyente, es por esto que se afirma que las dos cartas de los Tesalonicenses han sido consideradas dentro en la Iglesia desde siempre como inspiradas y pertenecientes al canon de las escrituras, y ellas mismas nos ayudan a comprender el mensaje de un pueblo marcado por la experiencia mesiánica.
b) Cartas Mayores

Las Cartas de Pablo son las más grandes por su extensión y su contenido, pero todas ellas poseen característica similares, la de ser escritos circunstanciales. Estas cartas fueron enviadas para suplir una acción directa, que la ausencia del Apóstol hacía imposible, y ellas están dirigidas a una comunidad o a una persona determinada. Podemos afirmar también que si bien son verdaderas cartas, pocas veces tienen un carácter íntimo y familiar, porque generalmente tratan asuntos de interés común y se dirigen a toda la comunidad o a personas constituidas en autoridad. Para llevar a cabo los objetivos puestos en querer vivir el amor de Cristo desde el diario caminar, compartiendo todo y en especial siendo ejemplo de vida para otras personas que querían vivir el estilo propio del cristianismo.
“Estos escritos constituyen el núcleo cristológico y soteriológico de todo el pensamiento paulino. Sólo suele surgir dudas con respeto a 2Cor, carta que a veces viene considerada como una recopilación de fragmento, cuyo origen resulta difícil detectar. Gálatas y Romano pueden ser consideradas el eje de la teología paulina. Las otras dos cartas, no presentan problemas tan agudos. Presentan más bien un enfoque pragmático y pretenden resolver dificultades más concretas. Casi podría afirmarse que el contenido doctrinal de estos dos primeros escritos viene a complementar en cierto modo el enfoque de Gal – Rom, donde esos mismos temas reciben un trato de excepción.
Estas cuatro cartas reflejan, sin dudas, la reflexión cristológica del Apóstol, el cual sólo consiguió redactarlas, tras un largo y complicado proceso de maduración”[2].
Nuestro misión es poder entender las cartas mayores dentro del bloque de las paulina como un elemento cristológico, gracias a Pablo en gran parte tenemos la propagación de una Iglesia, y es el interés crear temas dirigidos a las comunidades que les puedan ayudar en su crecimiento hacia la fe, desde una vida entregada al servicio del hermano. Saliendo de aquello que no nos permite ver la gracia de Dios y entregando mi vida a un proyecto donde todos seamos parte, sin crear divisiones ni desigualdades.
c) Cartas de la Cautividad.

Ellas fueron escritas por el Apóstol Pablo cuando se encontraban varias veces en cautiverio, se dice que Pablo no estuvo detenido en un solo lugar, sino que se remiten a muchos momentos y diferentes lugares. Es allí donde el San Pablo sigue con el deseo ardiente de manifestar el mensaje de Cristo en medio de los hombres. Pablo manifiesta con su ser que la fuerza de Cristo vive en él, y es eso que lo motiva y encuentra fuerza para vivir bajo la gracia de su entrega en anunciar a Jesús resucitado.
Dentro de los estudios realizados en el proceso de justificar la vida de Pablo, se puede decir que Pablo fue encarcelado entre los años 64 y 66, con ocasión de la gran persecución de Nerón. Una mala interpretación de 2Tim 1,17 llevó a pensar que había estado algún tiempo en prisión en Roma antes de su ejecución. Descartada tal posibilidad, con mucha probabilidad se puede concluir que Pablo escribió en Cesárea en los años 58-60 las cartas a los Efesios, a los Colosenses y a Filemón.
“Estas cartas reciben este nombre porque la tradición supone que las escribió Pablo desde la cárcel. Respecto a la autenticidad paulina Flp parece existir controversia seria. Se discute, sin embargo, sobre su origen, puesto que muchos críticos suponen que la carta tal como la leemos hoy sería la recopilación de tres escritos menores. El enfoque doctrinal de Flp acaso invite a pensar que pudiera haber sido compuesto durante la cautividad efesia.
Mas evolucionada parece sin duda la doctrina de Efesios y Colosenses. Ambas escritos presentan netos paralelismos, de tal modo que se aboga con frecuencia por un influjo mutuo. Ambos escritos reflejan un contenido fundamentalmente eclesiológico. Es la constitución de la comunidad eclesial lo que más vivamente preocupa a Pablo, el cual comprueba cómo el peligro de la herejía se va cerniendo sobre los fieles”[3]. Y tenemos la carta de Filemón se dice que fue un ciudadano de Colosas que Pablo lo convirtió al cristianismo durante su permanencia en Éfeso.
Es allí la misión de Pablo dentro del contexto de hacer crecer la Iglesia. La Iglesia es el nuevo pueblo de Dios, cuya fuerza es el propio Jesús resucitado. “La dynamis pascual es, pues, la savia capaz de alimentar a la comunidad dándole todo su impulso y consistencia”.
d) Cartas Pastorales.

Las Cartas precedentes Tesalonicense, Mayores, de la Cautividad están todas ellas, si exceptuamos la de Filemón, dirigidas a Iglesias particulares y contienen en su primera parte doctrina dogmática, y en su segunda exhortaciones de orden moral y ascético.
En las Cartas Pastorales cambia bastante la visión. Son escritos dirigidos a unos personajes concretos. Timoteo y una a Tito. Tienen por objeto darles instrucciones y consejos en orden a la dirección de las Iglesias que les había confiado el Apóstol; sin que puedan distinguirse en ellas las dos partes dogmática parenética que caracteriza los escritos antes mencionados.
“Basta una simple lectura de las mismas para comprobar como reflejan una organización de la Iglesia que muy difícilmente pudo haberse logrado durante la vida de Pablo.
Deben tenerse en cuenta que estas cartas siempre han formado parte del “corpus paulino”, y que sirven, en realidad, de gran ayuda en orden a valorar su auténtico contenido religioso y doctrinal. En cada caso procura responder a las exigencias concretas de las diversas comunidades cristianas”[4].
Con estas cartas serramos este primer bloque las que llamamos paulinas son elementos de mucho obtener, en ellas se refleja la vida de grandes personas y de grandes comunidades cristianas que creen necesario expandir el evangelio y en especial vivir bajo el enigma Cristológica, porque es Cristo el centro de sus vidas y misión.
“Es importante que al leer las cartas de pablo y sus seguidores, hay que tener en presente.
Están dirigidas a comunidades mixtas de cristianos de origen Judío y gentil, en las que se da una mezcla de heroísmo, entusiasmo por el evangelio y pecado. Eran comunidades establecidas en el mundo helenistas, y continuamente amenazadas por cultos paganos, y doctrinas y costumbres contrarias al evangelio de Jesús. Por eso, las cartas están llenas de advertencias, recomendaciones y llamadas de atención”[5].
[1] Plan de formación Teológica. Introducción al N.T. Inst. Internacional de Teología a distancia. 1976 Madrid. Pág. 265 – 266.
[2] Plan de formación Teológica. Introducción al N.T. Inst. Internacional de Teología a distancia. 1976 Madrid. Pág. 266 – 267.
[3] Plan de formación Teológica. Introducción al N.T. Inst. Internacional de Teología a distancia. 1976 Madrid. Pág. 268.
[4] Plan de formación Teológica. Introducción al N.T. Inst. Internacional de Teología a distancia. 1976 Madrid. Pág. 269.
[5] La biblia católica para jóvenes. Introducción a las cartas y apocalipsis. Pág. 1439. Ed. Verbo divino.