Cartas Paulinas

CARTAS PAULINAS.
Se dice que la crítica moderna nos habla sobre el corpus paulino, en el cual encontramos las 13 cartas atribuida a San Pablo. Aunque en algunos momento se dice que algunas de los escritos que se le atribuyen tiene otro autor. Aunque los exégetas se muestran bastante recelosos a la hora de hacer afirmaciones tajantes. Lo cierto es que estas 13 cartas presentan la cohesión ideológica suficiente para considerarlas como producto de una mentalidad o forma de concebir la vida, el mundo y la Iglesia.





Viajes de San Pablo




a)     Cartas iníciales.
“Este grupo está integrado por dos escritos bastante breves. En ellos intenta Pablo recoger las inquietudes de la comunidad, obsesionada por la idea de un fin inminente con la consiguiente venida triunfal del Cristo y la instauración de un reino escatológico sobre la tierra. Insiste en fomentar la ilusión y la esperanza a los creyentes. Estos deben tener la seguridad del que el Reino mesiánico no está muy lejano, describiéndolo con una imaginería literaria muy semejante a la utilidad con Daniel. Se refleja que 1T es el escrito más arcaico de cuantos integran el N.T. Parece que fue redactado en torno al año 50, durante el segundo viaje del Apóstol. El cuño de esta carta es netamente paulino. No ocurre, sin embargo, lo mismo con 2T es, a juicio de muchos críticos no tendría a Pablo por autor. Se trataría de una fecha un poquito más tardía. Pablo refleja en ambos escritos, sobre todo en 1T escasa madurez teológica. El Apóstol fue experimentando una profunda evolución ideológica. A lo largo de toda su existencia. Y evoluciono precisamente gracias al influjo que iban ejerciendo sobre él sus contactos personales con las distintas comunidades. Superada esta fase de expectación escatológica, halló el cristianismo la calma suficiente para reflexionar de forma más auténtica sobre la fe pascual. Todo ello fue motivando para la elaboración de los escritos. Fueron escogiendo temas y problemas relacionados con la existencia misma de la comunidad cristiana, tal como ésta venía postulada a la luz de la fe pascual”[1].

Tenemos la visión general del estudios que conforman las primeras cartas que forman parte del grupo de las paulinas, en ellas se ven reflejadas el querer edificar comunidades bajo enigma pascual, y eso lleva a dejar plasmado aquello que vivían o que sería de gran relieve para todos aquellos que quería ser cristiano y seguir a Jesús misterio Pascual.

Es allí el deseo de vivir el Kerigma es decir el primer anuncio de Jesús a todo su pueblo creyente, es por esto que se afirma que las dos cartas de los Tesalonicenses han sido consideradas dentro en la Iglesia desde siempre como inspiradas y pertenecientes al canon de las escrituras, y ellas mismas nos ayudan a comprender el mensaje de un pueblo marcado por la experiencia mesiánica.

b)    Cartas Mayores
Dentro de estas cartas encontramos gran diversidad de situaciones que nos reflejan las mismas comunidades. Tenemos la presencia de Pablo que va actuando en hechos concretos y en personas concreta. Dentro del grupo llamadas Mayores, encontramos cuatro cartas; Gálatas, 1 y 2 Corintios y Romanos.
Las Cartas de Pablo son las más grandes por su extensión y su contenido, pero todas ellas poseen característica similares, la de ser escritos circunstanciales. Estas cartas fueron enviadas para suplir una acción directa, que la ausencia del Apóstol hacía imposible, y ellas están dirigidas a una comunidad o a una persona determinada. Podemos afirmar también que si bien son verdaderas cartas, pocas veces tienen un carácter íntimo y familiar, porque generalmente tratan asuntos de interés común y se dirigen a toda la comunidad o a personas constituidas en autoridad. Para llevar a cabo los objetivos puestos en querer vivir el amor de Cristo desde el diario caminar, compartiendo todo y en especial siendo ejemplo de vida para otras personas que querían vivir el estilo propio del cristianismo.
“Estos escritos constituyen el núcleo cristológico y soteriológico de todo el pensamiento paulino. Sólo suele surgir dudas con respeto a 2Cor, carta que a veces viene considerada como una recopilación de fragmento, cuyo origen resulta difícil detectar. Gálatas y Romano pueden ser consideradas el eje de la teología paulina. Las otras dos cartas, no presentan problemas tan agudos. Presentan más bien un enfoque pragmático y pretenden resolver dificultades más concretas. Casi podría afirmarse que el contenido doctrinal de estos dos primeros escritos viene a complementar en cierto modo el enfoque de Gal – Rom, donde esos mismos temas reciben un trato de excepción.
Estas cuatro cartas reflejan, sin dudas, la reflexión cristológica del Apóstol, el cual sólo consiguió redactarlas, tras un largo y complicado proceso de maduración”[2].

Nuestro misión es poder entender las cartas mayores dentro del bloque de las paulina como un elemento cristológico, gracias a Pablo en gran parte tenemos la propagación de una Iglesia, y es el interés crear temas dirigidos a las comunidades que les puedan ayudar en su crecimiento hacia la fe, desde una vida entregada al servicio del hermano. Saliendo de aquello que no nos permite ver la gracia de Dios y entregando mi vida a un proyecto donde todos seamos parte, sin crear divisiones ni desigualdades.

c)     Cartas de la Cautividad.
Estas cartas nos remiten a un buen número de elementos importantes para las otras comunidades cristianas, fundadas por Pablo, entre ellas tenemos se agrupa en cuatro: Filipenses, Colosenses, Filemón y Efesios.
Ellas fueron escritas por el Apóstol Pablo cuando se encontraban varias veces en cautiverio, se dice que Pablo no estuvo detenido en un solo lugar, sino que se remiten a muchos momentos y diferentes lugares. Es allí donde el San Pablo sigue con el deseo ardiente de manifestar el mensaje de Cristo en medio de los hombres. Pablo manifiesta con su ser que la fuerza de Cristo vive en él, y es eso que lo motiva y encuentra fuerza para vivir bajo la gracia de su entrega en anunciar a Jesús resucitado.
Dentro de los estudios realizados en el proceso de justificar la vida de Pablo, se puede decir que Pablo fue encarcelado entre los años 64 y 66, con ocasión de la gran persecución de Nerón. Una mala interpretación de 2Tim 1,17 llevó a pensar que había estado algún tiempo en prisión en Roma antes de su ejecución. Descartada tal posibilidad, con mucha probabilidad se puede concluir que Pablo escribió en Cesárea en los años 58-60 las cartas a los Efesios, a los Colosenses y a Filemón.
“Estas cartas reciben este nombre porque la tradición supone que las escribió Pablo desde la cárcel. Respecto a la autenticidad paulina Flp parece existir controversia seria. Se discute, sin embargo, sobre su origen, puesto que muchos críticos suponen que la carta tal como la leemos hoy sería la recopilación de tres escritos menores. El enfoque doctrinal de Flp acaso invite a pensar que pudiera haber sido compuesto durante la cautividad efesia.
Mas evolucionada parece sin duda la doctrina de Efesios y Colosenses. Ambas escritos presentan netos paralelismos, de tal modo que se aboga con frecuencia por un influjo mutuo. Ambos escritos reflejan un contenido fundamentalmente eclesiológico. Es la constitución de la comunidad eclesial lo que más vivamente preocupa a Pablo, el cual comprueba cómo el peligro de la herejía se va cerniendo sobre los fieles”[3]. Y tenemos la carta de Filemón se dice que fue un ciudadano de Colosas que Pablo lo convirtió al cristianismo durante su permanencia en Éfeso.
Es allí la misión de Pablo dentro del contexto de hacer crecer la Iglesia. La Iglesia es el nuevo pueblo de Dios, cuya fuerza es el propio Jesús resucitado. “La dynamis pascual es, pues, la savia capaz de alimentar a la comunidad dándole todo su impulso y consistencia”.

d)    Cartas Pastorales.
En ellas encontraremos escritos del mismo Pablo.  El contenido de estas cartas no ha dejado de alimentar discusiones sobre su autenticidad paulina.
Las Cartas precedentes Tesalonicense, Mayores, de la Cautividad están todas ellas, si exceptuamos la de Filemón, dirigidas a Iglesias particulares y contienen en su primera parte doctrina dogmática, y en su segunda exhortaciones de orden moral y ascético.
En las Cartas Pastorales cambia bastante la visión. Son escritos dirigidos a unos personajes concretos. Timoteo y una a Tito. Tienen por objeto darles instrucciones y consejos en orden a la dirección de las Iglesias que les había confiado el Apóstol; sin que puedan distinguirse en ellas las dos partes dogmática parenética que caracteriza los escritos antes mencionados.
“Basta una simple lectura de las mismas para comprobar como reflejan una organización de la Iglesia que muy difícilmente pudo haberse logrado durante la vida de Pablo.
Deben tenerse en cuenta que estas cartas siempre han formado parte del “corpus paulino”, y que sirven, en realidad, de gran ayuda en orden a valorar su auténtico contenido religioso y doctrinal. En cada caso procura responder a las exigencias concretas de las diversas comunidades cristianas”[4].
Con estas cartas serramos este primer bloque las que llamamos paulinas son elementos de mucho obtener, en ellas se refleja la vida de grandes personas y de grandes comunidades cristianas que creen necesario expandir el evangelio y en especial vivir bajo el enigma Cristológica, porque es Cristo el centro de sus vidas y misión.
“Es importante que al leer las cartas de pablo y sus seguidores, hay que tener en presente.
Están dirigidas a comunidades mixtas de cristianos de origen Judío y gentil, en las que se da una mezcla de heroísmo, entusiasmo por el evangelio y pecado. Eran comunidades establecidas en el mundo helenistas, y continuamente amenazadas por cultos paganos, y doctrinas y costumbres contrarias al evangelio de Jesús. Por eso, las cartas están llenas de advertencias, recomendaciones y llamadas de atención”[5].


[1] Plan de formación Teológica. Introducción al N.T.  Inst. Internacional de Teología a distancia. 1976 Madrid. Pág. 265 – 266.
[2] Plan de formación Teológica. Introducción al N.T.  Inst. Internacional de Teología a distancia. 1976 Madrid. Pág. 266  – 267.
[3] Plan de formación Teológica. Introducción al N.T.  Inst. Internacional de Teología a distancia. 1976 Madrid. Pág. 268.
[4] Plan de formación Teológica. Introducción al N.T.  Inst. Internacional de Teología a distancia. 1976 Madrid. Pág. 269.
[5] La biblia católica para jóvenes. Introducción a las cartas y apocalipsis. Pág. 1439. Ed. Verbo divino.