Sinópticos

LOS EVANGELIOS "SINÓPTICOS"

La estructura literaria, el estilo y el plan interno de los Evangelios varían no poco entre sí, especialmente en lo que respecta a los tres primeros comparados con el de San Juan. En efecto: los escritos de San Mateo, San Marcos y San Lucas presentan un cierto paralelismo y son por eso llamados Sinópticos (de "sinopsis", mirada de conjunto) ya que su plan es idéntico y hasta puede ponerse en columnas paralelas, aunque con algunas variantes. Comienzan con la predicación de San Juan Bautista, presentan luego la predicación y actuación de Jesús en Galilea y finalmente su viaje a Jerusalén con los acontecimientos de su pasión, muerte y resurrección. Tienen muchas coincidencias pero cada uno tiene un enfoque distinto y relata algunas cosas de que carecen los otros dos. Cada evangelista es responsable de la verdad de sus relatos y de la fidelidad a las palabras de Jesús que aduce, según su modo particular de concebir su libro y redactado, según los fines personales, siempre instructivos, que con ello se propuso.



El Evangélico según San Mateo.

¿Quién era San Mateo? Lo dice su mismo Evangelio: "Cuando partía de allí, vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado al banco de los impuestos y le dijo: Sígueme. Y él levantándose, le siguió". (Mt.9,9). San Marcos nos relata el mismo acontecimiento (Mc.2,14) en donde aparece su otro nombre: Leví, hijo de Alfeo.
Era pues, un recaudador de impuestos, un "publicano" y por lo tanto odiado por los judíos que los consideraban traidores a Israel por recaudar los impuestos para el Imperio Romano. Pero Jesús que conoce los corazones, no vaciló en llamarlo y de aquél pecador surgió un Apóstol y Evangelista.

San Mateo escribió su Evangelio entre los años 40 y 50 en arameo que era la lengua popular en esa época, para las comunidades cristianas en las cuales eran muy numerosos los creyentes de origen judío. Encontramos inmediatamente un gran empeño en demostrar cómo en Jesucristo se cumplieron las profecías que bien conocían los compatriotas. Desde el primer capítulo en el versículo 22 nos dice al comentar el nacimiento virginal del Mesías: "Todo lo cual se hizo en cumplimiento de lo que había dicho el Señor por el profeta" (Is.7,14). Y en seguida abundan las citas: 2,6; 2,15; 2,18; 2,23; 3,3; 3,7; 3,10, etc...

Demuestra San Mateo que estaba muy familiarizado con los usos y costumbres de los judíos, así como de los lugares bíblicos y con los Sagrados Escritos. Además en el texto griego no se traducen palabras arameas dado que sus lectores las entendían.
Se notan claramente cinco partes: cada una de ellas empieza con hechos de Jesús y termina con un discurso.

• El Sermón de la Montaña: Caps. 5 al 7.
• Instrucción a los Misioneros: Cap. 10.
• Las parábolas del Reino: Cap. 13.
La Convivencia en la Iglesia: Cap. 18.
• El porvenir de la Iglesia: Caps.23 al 25.

San Mateo ve en Jesús al Maestro de la humanidad. Sus parábolas y discursos nos enseñan un camino de perfección y dan la pauta para nuestra convivencia en la Iglesia.
El lenguaje que San Mateo emplea en su Evangelio es claro y sencillo, la materia está ordenada cuidadosamente, las descripciones de los hechos de la vida de Jesús poseen con frecuencia interés y emoción dramática y revelan las altas cualidades literarias del autor.




El Evangelio según San Marcos.



Es el segundo de los Evangelios y también el más breve de ellos. Fue escrito, como el de San Mateo, por los años 50. Su autor era un judío de Jerusalén llamado Juan Marcos y según se refiere en los Hechos de los Apóstoles (1 2,12) vivían sus padres en Jerusalén y en su casa se reunía para el culto la primitiva congregación cristiana.
San Marcos estuvo en Roma con el Apóstol San Pedro, del que fue discípulo, intérprete y secretario.
San Marcos puso por escrito las enseñanzas que aquél había dado de palabra y se valió asimismo de otras fuentes para ello. Refiere de la vida de Jesús ciertos pormenores y revela tal conocimiento de circunstancias de lugar y de tiempo, que ello solo habría sido posible tratándose de una persona que hubiera presenciado los hechos y convivido con las personas que en ellos hubieran intervenido.

Sin embargo, San Marcos no había sido testigo directo de lo que narra, sino que se limita a escribir lo que San Pedro le había contado a su vez. Por esta razón destaca de un modo tan intenso la personalidad del Apóstol en todo el Evangelio, llamado con justo motivo "el Evangelio Petrino".
Como el Evangelio de San Marcos está destinado a los cristianos procedentes del paganismo, cita poco al Antiguo Testamento, explica las costumbres judías y no habla de la Ley de Israel. Reflejando el temperamento fogoso de San Pedro, nos ofrece una imagen vívida e impresionante de Jesucristo. Con maestría incomparable traza un vivo retrato del carácter de Jesús gracias al admirable orden con que presenta los hechos de] Maestro y debido también al fin catequético que con ello persigue y al vigor y estilo de su lenguaje.



El Evangelio según San Lucas.

El tercer Evangelio es el de San Lucas, que fue escrito hacia el ano 62 y dedicado a un distinguido cristiano llamado Teófilo, procedente del paganismo y también probablemente a una congregación cristiana fundada por San Pablo. Está redactado en un griego muy literario, lo cual hace suponer la elevada cultura del autor.

La mentalidad de San Lucas no es semítica sino grecolatina, como la nuestra, y además no escribe para judíos sino para griegos y romanos. Es por eso que con una inquietud muy actual, como si fuera un reportero o cronista de nuestro tiempo, investiga minuciosamente y pone todo en orden. Es el Evangelio, para nosotros, más fácil de leer, así como su continuación, los Hechos de los Apóstoles.

San Lucas fue médico de profesión, lo cual puede observarse en las numerosas expresiones técnicas y en diferentes descripciones de enfermedades que aparecen en su Evangelio.
Según Eusebio de Cesarea, historiador de la Iglesia, procedía de Antioquía de Siria. Era de ascendencia gentil y probablemente fue acogido prontamente en Antioquía en el seno del cristianismo. San Lucas fue uno de los amigos más íntimos y leales de San Pablo, a quien acompañó en sus viajes misionales segundo y tercero y con el cual compartió en Cesarea y en Roma los años de cautiverio.

Después de la muerte del Apóstol de los gentiles, lo que la historia nos transmite, no ofrece garantía de veracidad. Parece ser que predicó el Evangelio en Grecia y que murió mártir. La Iglesia lo conmemora y venera el 18 de octubre. Su Evangelio se caracteriza por la belleza de su estilo, por el calor y sentimiento de sus narraciones, que nos brindan un maravilloso retrato del Salvador. Contiene un buen número de parábolas que solo se encuentran en su Evangelio y que nos revelan claramente el amor de Jesús hacia los pecadores. Es el "Evangelio de la Misericordia".

Debemos a San Lucas, gracias a sus dotes de investigador, lo referente a la infancia de Jesús y podemos imaginario entrevistando a la Santísima Virgen María en la casa de San Juan, para anotarlo todo cuidadosamente.